¿Validamos o lo echamos a suerte?

Javi Cánovas
26.06.19 09:38 Comentario(s)

No sé si os acordáis de un dúo español llamado Ella Baila Sola. A finales de los 90 sacaron un sencillo que llegó a tener mucho éxito. Su título: “Lo echamos a suertes”. Y es que en nuestra vida muchas veces dejamos las cosas al azar: que el destino decida.

Sin embargo, esa no suele ser  precisamente la mejor solución. Y mucho menos cuando hablamos de emprender una startup..

Nuestro país cerró el año 2018 con 4.115 nuevas startups  (según el informe Startup Ecosystem Overview), lo que supone un incremento del 63,7%  respecto al año anterior.


Pero… ¿Qué hay de todos aquellos que se han quedado por el camino?

Cuando se nos ocurre alguna idea siempre pensamos que es la mejor, que a nadie más se le ocurrirá. En definitiva, que nuestra idea es la bomba. ¿Y si no fuera así?

Muchas veces nos lanzamos escuchando a nuestro propio ego, haciendo oídos sordos a los demás. Y luego esas ideas en cuanto salen al mercado, fracasan.

Entonces vienen las preguntas ¿Cómo puede ser que algo tan brutal no me lo compre nadie? Pero… ¿Acaso le habéis preguntado a alguien si encuentran útil vuestra idea?

Y es que lo que a priori parece “la gallina de los huevos de oro”, puede fracasar sin más.


Os pondré un ejemplo. Corría el año 2006 cuando el canal estadounidense VH1 puso en su parrilla un programa titulado “Supergroup”. Se trataba de un “reality show”  en el que tocaban bandas destacadas del panorama musical de la época.

El programa iba dirigido a un público joven (entre los 18 y los 30 años) y sus creadores decidieron que quizás era un buen momento para “fabricar” una súper banda de rock que cumpliera con las expectativas del público.


Así surgió DAMNOCRAZY  una bandaza formada por grandes músicos: Sebastian Bach (ex vocalista de Skid Row), Scott Ian (guitarrista de Anthrax), Evan Seinfeld (bajista de Biohazard) y Jason Bonham en la batería.

Tenían todas las papeletas para triunfar. Sin embargo, eso de juntar al azar a un grupo de grandes estrellas del rock  en un reality  esperando que el resultado fueran grandes éxitos, resultó ser un verdadero  desastre. El grupo se disolvió en el 2010 sin ni siquiera grabar un solo álbum.


¿Qué pudo ocurrir para que fracasaran? Probablemente lanzaron el producto sin tener en cuenta lo que la gente realmente quería. Y ese es un error que, por desgracia, cometen muchos emprendedores.

Cuando pensamos en un modelo de negocio debemos tener claras varias cosas:

  • Cuál es nuestra propuesta de valor (qué problema solucionamos/ qué necesidades cubrimos).
  • A qué publico objetivo se dirige (a quién o quiénes servirá).
  • Qué canal utilizar para promocionar nuestro producto, para llegar al cliente (¿internet?, ¿local físico?).
  • Qué precio poner a nuestro servicio: ¿estarán dispuestos los clientes a pagar por ello?

 

No es suficiente con tener buenas ideas y poder llevarlas a cabo, sino que además debemos contar con la previa validación de nuestro modelo de negocio, siendo éste un paso fundamental y más que necesario para evitar costes, tiempo y dinero que hagan fracasar nuestro emprendimiento a futuro.

 

Validar nuestro modelo de negocio y comprobar si éste es factible, también nos ayuda a paliar algo ese “miedo a lo desconocido”.

 

Cuando nuestro cerebro detecta incertidumbre aparece en escena el miedo, lo que genera una respuesta de huida que disminuye el flujo de oxígeno y glucosa al córtex prefontal, que es precisamente el responsable de las habilidades cognitivas superiores.

 

Dicho de otra manera, la incertidumbre nos paraliza de tal manera que somos incapaces de pensar con claridad. En una situación así, es imposible que pueda surgir algo creativo.

 

Si ya hemos validado previamente nuestra idea con un resultado positivo, lanzarla al mercado será un paso más pero con un “colchón” detrás. Si por el contrario, el resultado no es el esperado, nos da pie a parar y replantearnos los cambios que consideremos necesarios antes de salir al mercado.

 

Parafraseando una conocida canción de Bon Jovi (This is my Life):

 

Tomorrow’s getting harder, make no mistake. Luck ain’t enough” (“Mañana se hace más duro, no te equivoques. La suerte no es suficiente”).

 

Pues eso: en temas de negocios, no hay que dejar las cosas al azar porque la suerte muchas veces no basta.

 

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