Asesoramiento legal para evitar conflictos en las startups

Javi Cánovas
22.02.17 12:03 Comentario(s)

El año 2016 cerró con más de 2.600 startups. ¿Cuántas de ellas conocían los requisitos legales que debían cumplir para iniciar con su negocio? 

Para comprender mejor algunos de los factores legales necesarios, retomamos algunas de las recomendaciones realizadas por Antonio Almendros, Abogado especialista en Derecho Mercantil, Concursal y Procesal —lee aquí la entrevista completa— quien opina que "contar con un buen asesor legal ayuda a anticipar, minimizar y evitar los riesgos de todo proyecto empresarial".


El Pacto de Socios es el acuerdo clave antes de iniciar el proyecto

El ecosistema emprendedor puede suponer un entorno totalmente nuevo y desconocido para quienes deciden comenzar su andadura en él. "El abogado es uno de los principales consultores externos en el que todo emprendedor debe apoyarse para iniciar un proyecto", continua Almendros. Y es que, de hecho, la falta de asesoramiento legal profesional es el primer y más grave de los errores cometido por las startups. 

Si hablamos de las principales cuestiones legislativas a tener en cuenta por las startups, Almendros destaca "todo aquello relativo a la relación de los socios-emprendedores (el denominado Pacto de Socios) a fin de establecer el marco de desarrollo de los derechos y obligaciones de cada uno de ellos y su participación en el proyecto".


Puede suceder que la startup haya registrado el dominio web o, incluso, creado sus primeras campañas pero todavía no haya concretado aspectos clave como quién se dedicará al proyecto, qué salarios tendrán los trabajadores o el tipo de financiación.

El Pacto de Socios es un documento consensuado por todos los integrantes fundadores del equipo donde se indican las medidas a adoptar en caso de aparición de conflicto o situaciones inesperadas en el futuro. Es el acuerdo clave antes de iniciar el proyecto.


Aunque cada empresa debe ajustarlo a sus peculiaridades propias, entre los puntos básicos que conviene detallar destacan, entre otros: las funciones de cada socio dentro de la startup, decidir el órgano de gobierno, cómo se comportará la sociedad y sus socios ante determinadas circunstancias, la regulación del mecanismo de resolución de conflictos y la gestión para incluir en la compañía a algún nuevo socio inversor.


El concepto de marca incluye también logo y página web

Tras el Pacto de Socios, Almendros destaca la protección intelectual e industrial de la invención, producto tecnológico o marca base de la startup como "cuestión legislativa relevante".

Solicitar el registro y protección de la marca, los derechos de autor y las patentes debe ser uno de los primeros pasos a dar. La empresa debe inscribirse no solo en el Registro Mercantil, sino también en la Oficina Española de Patentes y Marcas. Además, si la startup planea la internacionalización, debe tener en cuenta la inscripción en la OAMI (Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea).

Muchas startups no tienen en cuenta que el concepto de marca incluye también logo y página web e invierten en la imagen de marca antes de tener registrado el dominio. Antes de registrar una marca, conviene asegurarse de que ese dominio está disponible en Internet para evitar posibles problemas.


Por otra parte, en muchas startups el software es uno de los principales activos de la compañía; por ello, ha de ser fundamental dejar reflejado por escrito a quién corresponde la titularidad. 

A la hora de registrar la marca, uno de los aspectos a valorar es la estructura societaria, así como el lugar de constitución de la sociedad. "Muchas Startups comienzan un proyecto con una estructura jurídica errónea y deficitaria que conlleva costes futuros", indica Almendros.


Junto a la estructura jurídica, el emprendedor debe estudiar las implicaciones fiscales de elegir un lugar u otro, así como su marco regulatorio.

Puesto que el objetivo es planear a largo plazo, pensando en la escalabilidad futura, tal y como señala Almendros "es importante que cada Startup se cree legalmente en función de sus concretas necesidades y objetivos".


La confidencialidad es un punto clave de cualquier contrato

La empresas que operan en el ámbito digital tienen numerosos riesgos con respecto al uso de datos y la ciberseguridad. Por ello, es fundamental cumplir con la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) evitando vulneraciones contra la propiedad intelectual o el derecho a la privacidad.

Al igual que se protegen los datos de los usuarios, las startups también deben proteger su propia información. ¿Cómo? A través de acuerdos de confidencialidad que protejan la posible información privilegiada revelada a inversores e, incluso, a posibles socios.


La confidencialidad es, también, uno de los temas claves de cualquier contrato laboral y de un contrato con proveedores y clientes (denominado, en este caso, NDA). Además, los contratos laborales, cuyo modelo debe estar desde un principio determinado, deben regular la propiedad de las invenciones.

Los emprendedores deben ser conscientes de que un mal paso puede condicionar el futuro del proyecto. Por eso, nos indica Almendros, "se aconseja contar con una abogado experto en startups que conozca y aplique, para el máximo beneficio del proyecto, la normativa que resulte más favorable".


Desde nuestra venture builder ponemos a disposición del emprendedor una serie de servicios integrales entre los que se encuentra el asesoramiento y gestión de la parte legal en la primera fase del proyecto.